Los datos del paro del mes de noviembre mantienen la tendencia a la baja. La cifra total de desempleados en el SEPE es de 3.182.687 personas, 74.381 menos que en octubre. El número de trabajadores en ERTE se queda en 125.632, 40 mil menos que el mes anterior. Estas cifras dejan la tasa oficial de paro en el 13,85%, 14,7 si incluyéramos los ERTE. Para los menores de 24 años se mantienen por encima del 30%.
El gobierno del PSOE y UP han salido a celebrar los datos y a venderlos como una recuperación que nos devolvería a los meses previos a la pandemia, e incluso al periodo anterior a la crisis de 2008. Sobre esto último toman el dato puntual del mes de noviembre de aquel año para comparar el descenso de este 2021.
Sin embargo esta “cocina estadística” deja por fuera otros índices cualitativos que demuestran que la recuperación en el empleo no implica una recuperación en las condiciones laborales y salariales. Se mantiene el uso generalizado de contratos temporales, solo el 14% de los nuevos formados son indefinidos. Además, hoy trabajan 19,75 millones de personas en el Estado español, pero lo hacen mucho más con contratos a jornada (y salario) parcial y con retribuciones con un poder de compra mermado.
La Encuesta de Población Activa del 3 trimestre de 2021, la última publicada, sacaba a la luz como el aumento de la contratación se ha dado acompañado de una bajada constante del número de horas trabajadas. La crisis se ha llevado por delante 3,5 millones de horas respecto a 2019. La creación de empleo no se acompaña con la recuperación de estas jornadas, de hecho del 2 trimestre al tercero de este año la bajada fue de otro 9,9%.
Cada vez hay más trabajadoras y trabajadores obligados a emplearse con un contrato parcial, de media jornada o menos horas. Que haya aumentado el número de contratos indefinidos se licua con este aumento de la parcialidad forzosa que condena a muchas y muchos a malvivir con salarios por debajo del índice de la pobreza.
La otra cuestión de la que no quiere hablar hoy el gobierno y la prensa económica es que estos 19,75 millones de trabajadores y trabajadoras son sensiblemente más pobres que hace un año. El mismo Banco de España, en un informe de su Dirección General de Economía y Estadística, reconoce que los salarios subirán este 2021 un 1,6% de media, frente a un aumento de precios oficial del 5,4%. Una rebaja de casi cuatro puntos que se da en casi todos los sectores, comenzando por el personal público al que el gobierno ha limitado la subida al 2%.
Más empleo con salarios carcomidos por la inflación más alta desde 1992 y más contratos a tiempo parcial, o directamente minijobs, con retribuciones de hambre. Este es el éxito económico del ministerio de Trabajo del gobierno “progresista”. Luchas como las del metal de Cádiz o las mareas pensionistas, marcan otra agenda y aspiraciones bien diferentes, subida y actualización de salarios y pensiones acordes con el aumento del coste de la vida y poner fin a todas las formas de precarizar el empleo, avaladas por las reformas laborales que no se pretenden derogar.