Entrevistamos a Álex de Marcos, celador en este hospital y delegado de CGT, para conocer más sobre la situación del centro, la actividad de su sindicato y los resultados de estas elecciones sindicales.
¿Cómo valoráis los resultados de las elecciones sindicales? En general y los resultados obtenidos por CGT.
Los resultados de las elecciones para nosotros, y creo que, para mucha gente, han sido sorprendentes. Es una satisfacción inmensa el sentir que los compañeros valoran todo el trabajo que hacemos, y sentir ese apoyo, estamos orgullosos, muy agradecidos y mentalizados para asumir la responsabilidad que nos han encomendado.
Por otro lado, tenemos que hacer autocrítica con la participación que no ha llegado al 50%. Es muy importante que los trabajadores sientan que los sindicatos, nosotros en este caso, somos una herramienta útil para mejorar sus condiciones laborales y materiales. Es vital que seamos capaces de transmitir a los trabajadores la necesidad de estar organizados, unidos, y de participar en el sindicato cómo única manera de conquistar derechos. Nuestra fuerza, como sindicato, reside en participación de los trabajadores sin ellos detrás no somos nada, con ellos detrás lo somos todo.
¿Cuáles son las principales peleas que habéis llevado a cabo en vuestro hospital y cómo ha influido esto en los resultados electorales?
Pensamos que todo el trabajo que hemos hecho en lo relativo a la estabilización del personal ha tenido mucho que ver. Ese trabajo continuo que ha terminado dando sus frutos. Aunque, en lo relativo a estabilización de personal seguimos teniendo mucho trabajo por hacer, sigue habiendo mucha precariedad, es un conflicto que aún no ha terminado y por lo que vamos a seguir peleando.
También, ha sido fundamental la implicación de muchos compañeros, afiliados, no afiliados, que nos han apoyado en todo este proceso electoral y a los que estamos muy agradecidos. Cuando ves cada vez más gente participando en pegadas de carteles, manifestaciones, en el trabajo diario, con un grupo de trabajo increíble y que no para de crecer, eso nos ha supuesto mucho a nivel de trabajo del día a día, y por supuesto, nos ha generado una cantidad de votos increíbles.
Y por último, me gustaría recalcar el ese día a día, el ir a hablar, pero sobre todo a escuchar a los compañeros, informarles, acompañarles, ayudarles, dedicarles tiempo, estar ahí para ellos cada día, intentando tejer lazos que nos unan y nos fortalezcan, todo ese tiempo que pones al servicio de los compañeros es muy importante. La gente lo valora y se ha visto reflejado en el número de delegados obtenidos.
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¿Cómo creéis que ha influido la lucha por la defensa de la sanidad pública de estos meses en vuestro hospital?
Nuestra labor sindical es indisoluble de nuestro compromiso en defensa de la Sanidad Pública. Nosotros somos perfectamente conscientes del dinero que cuesta una prueba diagnóstica, un tratamiento contra el cáncer o un día de ingreso, y sabemos que muy poca gente se lo podría permitir. Yo suelo recomendar un documental de Michael Moore, se titula Sicko, que nos permite hacernos una ligera idea de lo que supondría y como se gestionaría la sanidad en caso de privatizarse.
Y, por otro lado, tenemos que tener claro que es necesario transmitir a los compañeros y los vecinos, que sin unas condiciones de trabajo dignas la sanidad pública se deprecia y la calidad asistencial se reduce enormemente, y que nosotros somos profesionales pero también nos toca ser pacientes, no solo a nosotros, también a nuestras familias, amigos. Y, por eso, tenemos que unir las luchas, ir todos de la mano, profesionales y vecinos, ser capaces de cuidarnos los unos a los otros, y de unir nuestras reivindicaciones que se abrazan en un mismo fin, una Sanidad Pública, gratuita, de calidad y universal, con unas condiciones de trabajo dignas para sus profesionales.
Desde CGT ¿cómo enfrentáis el próximo periodo ahora que habéis obtenido el respaldo de una parte importante de los trabajadores?
Pues al principio con mucha sorpresa y una alegría indescriptible. Después con un poco de vértigo y, ahora, con muchísima responsabilidad. Vamos a ser muchos delegados trabajando para llegar a todos los compañeros, más de 2000, y queremos sientan que CGT es una herramienta útil para mejorar sus condiciones laborales.
La sanidad ha sido un servicio público muy atacado en los últimos años y todo apunta a que va a continuar siendo así sea cual sea el resultado de las próximas elecciones. Por otro lado, también sus trabajadores vienen respondiendo a este hecho y se viene desarrollando una gran pelea en defensa que no está agotada. ¿Cuál crees que puede ser el papel del sindicalismo combativo en este sentido?
El sindicalismo combativo es más necesario que nunca y tenemos que enraizarlo y tejer alianzas entre nosotros.
Por desgracia, las grandes centrales sindicales, es un profundo error considerarlas sindicatos de clase, hace demasiado años que son la principal barrera de contención y de adormecimiento de los trabajadores. Son una de las patas que sostienen un sistema que hace inaccesible el precio del alquiler y la vivienda, que ha puesto imposible la cesta de la compra, que ha conseguido que poner la calefacción en invierno se convierta en un lujo, que se está cargando la sanidad y la educación públicas, que nos ha subido la edad de jubilación, y ante todo eso, y mucho más, los grandes sindicatos, miraban para otro lado, nos han querido en casa, callados, cultivando la paz social, mientras construían el enésimo relato de que podría ser peor.
A algunos, entre los que me incluyo, nos ha costado darnos cuenta de que hay que apostar por otro tipo de sindicato y de sindicalismo, y quiero, que quede claro, que siento un profundo cariño, respeto y admiración por muchos delegados de base con los que he compartido y aprendido en CCOO. Pero es necesario construir una alternativa sindical combativa y de clase. Porque si el futuro de la clase trabajadora está en manos de los grandes sindicatos estamos perdidos.
Entonces, ¿qué retos tienen por delante los sindicatos combativos?
El sindicalismo que practicamos desde CGT es más necesario que nunca. La potencialidad que tenemos los sindicatos de clase, es tremenda, las grandes centrales sindicales hace décadas que abandonaron ese componente de clase. Si lo trasladamos a términos políticos podríamos decir que hay un espacio inmenso a la izquierda de CCOO y UGT y tenemos que aprovecharlo. No es casual nuestro resultado, ni tampoco el obtenido en otras muchas empresas en las que nos presentamos.
Los trabajadores están muy hartos de normalizar la derrota, de asumir el mal menor, de cultivar la paz social, como herramienta que desmoviliza a la clase trabajadora mientras se molestan en construir relatos sobre victorias nimias, y la naturalización de la pérdida constante de derechos.
Por eso, yo entiendo que CGT tiene que ser una alternativa a todo eso. Hay que abandonar el pesimismo. Tenemos que ser rebeldes, pero ojo, con causa, como decía Anguita, porque tenemos un montón de ellas por las que luchar, empezando por el precio de la vivienda, el desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas, la pobreza energética multiplicada en estos últimos años por el precio abusivo de la luz, el precio de los alimentos que hacen imposible una dieta equilibrada, la precarización del trabajo, ante todo eso, las burocracias sindicales han hecho de dique de contención de las movilizaciones, y de excepcionales pedagogos para educar en el acatamiento de la derrota.
Por todo ello, es fundamental ir haciendo una labor de extensión, ir ocupando espacios, para demostrar que otra manera de hacer sindicalismo es posible, y no solo es posible, si no que obtiene buenos resultados porque es capaz de recoger los anhelos e ilusiones de muchos trabajadores, que sienten que CGT es una herramienta útil para mejorar sus vidas, y en ello nos vamos a dejar la piel. Por nuestros compañeros, y por nuestra clase, la clase trabajadora.