El productor y cineasta Jose María Txepe Lara, de 75 años, fue detenido el pasado sábado por la policía en el barrio madrileño de Lavapiés tras defender a varios chavales marroquíes de una violenta detención policial. Según Lara, que salía de un acto político, “vi que uno de los chicos está tumbado en el suelo y hay un policía que está sujetándole de los pies y una policía sujetando su cabeza”. Según el cineasta, “el chaval estaba muy demacrado, no había podido respirar bien”.
En ese momento, uno de los municipales agrede con la porra a una persona racializada por la espalda y Lara interviene recriminándolo. Ante esta situación el policía comienza a agredir al cineasta. Ante su voluntad de defenderse, el policía le tira al suelo y procede a detenerle, delante de la atenta mirada de decenas de personas del barrio, que presenciaron toda la escena.
La versión del policía en cuestión, que ha sido difundida sobre todo por medios conservadores, sitúa a Lara prácticamente como un vándalo que le arrebata la porra, lo que podría implicar una acusación de grave resistencia a la autoridad. El productor además, ha sido objeto de ataques en diversos medios tras este episodio, criminalizando su militancia en ETA durante la dictadura, hace 50 años. Se ha defendido diciendo que su defensa de los chavales de la policía fue por principios y no tiene que ver su militancia contra el Franquismo.
De momento, Txepe ha quedado en libertad sin cargos, a la espera de que el juzgado pueda citarle. "Es una barbaridad que digan que yo le arranqué la porra", clama. Al cineasta, tras salir de dependencias policiales, le preocupaba el estado de salud de uno de los detenidos, que tuvo que ser atendido en el hospital.
Según los testigos, el episodio tuvo lugar después de una pelea y de que la policía acudiera para identificar a los jóvenes. “A uno de los jóvenes, tras presentar su documentación, el policía le dice algo que le sentó mal y él le responde. Al final le detienen. Luego acude el otro para intentar impedir la detención de su amigo”.
Las identificaciones y la presencia policial en el barrio madrileño, lejos de ser un episodio aislado, es el pan de cada día. Y el principal objetivo de la represión policial son las personas migrantes o racializadas, que deben afrontar diariamente la atenta mirada de los agentes, multas o identificaciones arbitrarias, como poco.
Tras preguntarle si volvería a hacerlo, Txepe respondió: “Sí, sí, sin lugar a dudas. Interesarme por alguien que está en el suelo, por qué no. Decirle a una persona que es un cobarde por pegar a alguien por la espalda y evitar que me metan de hostias, pues lo volvería a hacer”.