El 30 de septiembre la plantilla de los buses urbanos de Zaragoza se concentraba en las puertas del ayuntamiento de la ciudad. A las 11.30 de la mañana, la plantilla seguía incansablemente en pie de guerra luchando por sus reivindicaciones contra el despotismo patronal y un Ayuntamiento al servicio de la patronal que emplea sus poderes mediáticos para culpabilizar a los trabajadores e instigar la división interna.

El pleno del ayuntamiento celebró esa misma mañana su sesión y debatió precisamente el conflicto, que ya dura más de 100 días. Allí Zaragoza en Común, a través de su portavoz Alberto Cubero, se posicionó contra el acuerdo del SAMA. Sin embargo, semanas atrás esta no era esta la posición de ZeC. Como consta en un comunicado publicado en su propia página web, ZeC manifestó claramente que la única manera de desbloquear el conflicto era exigir a Azcón que “pida a la empresa que acepte la propuesta del SAMA para lograr desbloquear el conflicto igual que exigió a los trabajadores que aceptasen la anterior propuesta de la empresa”, como sostuvo Cubero. Una propuesta, que como el mismo comunicado reconoce, era "poco sospechosa de ser favorable para los trabajadores/as pues implica una pérdida de poder adquisitivo para la plantilla del 11% sólo para los años 2021 y 2022”.

Es evidente que Zaragoza en Común se ha reubicado, reviendo una posición escandalosa que apoyaba la pérdida de poder adquisitivo para los buses urbanos. Pero hay que decir que las vacilaciones y ambigüedad de ZeC no ayudan en nada a la lucha de los trabajadores que tienen que soportar una campaña atroz por parte del ayuntamiento y de sus medios.

No ayuda tampoco que ni ZeC ni el resto de partidos de la izquierda que dicen reivindicar la lucha obrera no pongan todos sus medios e infraestructura para ayudar a la huelga. Como tampoco que Anticapitalistas, integrantes de Zaragoza en Común, sigan en un silencio atronador en todo este debate, más allá de apoyar las protestas de los trabajadores, que es lo mínimo que hay que hacer.

Hoy los trabajadores deben enfrentarse nuevamente a la patronal, el Ayuntamiento y el hostigamiento de la derecha y la extrema derecha, porque cuando ZeC estuvo al frente del consistorio y tuvo la oportunidad de municipalizar el servicio -un reclamo histórico de la plantilla- y plantar cara a la patronal, no lo hizo. La plantilla de los buses y del resto de servicios privatizados estaría en otra situación actualmente si desde el Ayuntamiento de ZeC hubieran tenido la valentía que muestran los propios trabajadores.

Desde Izquierda Diario y la CRT estamos junto a la justa lucha de los trabajadores de los buses urbanos incondicionalmente y sin vacilaciones. ¡Qué viva la lucha de los autobuseros de Zaragoza! ¡Que viva la lucha de la clase obrera!